La inteligencia emocional es una combinación de dos factores: habilidades (o inteligencia) intrapersonal y habilidades (o inteligencia) interpersonal. La primera es la capacidad de conocer, comprender, aceptar y gestionarse uno mismo. La segunda se refiere a la capacidad para trabajar con una gran variedad de tipos de personas. Es decir, se trata de gestionarme yo, y gestionar mis relaciones con los demás.
La Inteligencia Emocional se ha convertido en el principal pronosticador de éxito en todas las ocupaciones y sectores, muy por delante del Coeficiente Intelectual y de la experiencia acumulada en el trabajo.
Existen dos motivos por los que el Coeficiente Intelectual no es un pronosticador fiable de éxito: aunque en la mayoría de las ocupaciones se precisa un coeficiente intelectual concreto, más allá de este nivel la inteligencia no tiene ningún impacto en posibilidades de mayor éxito o desarrollo, La segunda es que muchas personas con un alto coeficiente intelectual carecen de las habilidades sociales y la adaptabilidad necesarias para adaptarse a las circunstancias necesarias y existentes en casi todos los trabajos, y que normalmente acaban por definir y marcar la trayectoria profesional.