El eneagrama de la personalidad es un mapa concreto de las diferentes maneras de ver, intepretar, y relacionarnos con el mundo (y, en concreto, con los demás y con lo que nos pasa).
Disponer de este mapa es como disponer de un mapa de un territorio más bien desconocido, donde podemos ver los caminos que permiten salir de donde nos encontramos o avanzar hacia donde queremos.
A continuación sigue una breve descripción de las áreas principales de desarrollo de cada uno de los estilos del Eneagrama. Recordemos que cada persona aporta matices muy importantes a un estilo básico y que el grado de madurez personal que tenga la persona afecta muchísimo cuánto pueden estas características estar marcando su desempeño en la empresa.
Caminos de desarrollo para cada Estilo
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1
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- Hacerse más aceptador, calmado y sereno, en lugar de intentar que todo esté perfecto (ellos mismos, los demás y el entorno)
- Abandonar la necesidad de estar tan intensamente atento a cada detalle y de tener todo bajo control
- Permitirse ser más flexible y relajado, en lugar de juzgarlo todo y de ser tan reactivo mental, emocional y conductualmente
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2
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- Empezar por reconocer que tienen necesidades y deseos, y la importancia de cuidarse uno mismo, en lugar de estar siempre atento a las necesidades ajenas
- Encontrar una base interna para su autoestima, en lugar de que su sensación de valor dependa de las reacciones de los demás
- Esforzarse por integrar su necesidad de dependencia y de autonomía en las relaciones, tanto a nivel personal como profesional, en lugar de ser excesivamente dependiente y/o dependiente en sus relaciones.
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3
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- Explorar a fondo sus pensamientos, sensaciones y experiencias internas para lograr ser más honesto con ellos mismos y más abiertos y claros con los demás.
- Dejarse llevar un poco más por el flujo de los acontecimientos y experiencias, en lugar de sentir que tienen que estar siempre esforzándose y haciendo que las cosas se muevan hacia delante.
- Aprender la diferencia entre hacer y ser, y aprender a apreciarse a sí mismos por quienes son y no solo por lo que hacen.
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4
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- Equilibrar la objetividad y la emocionalidad, el corazón y la mente, en lugar de creer que la única verdad está en el campo de los sentimientos.
- Buscar un verdadero sentido de valía personal, en lugar de absorber las informaciones negativas sin filtro, de rechazar la información positiva sin discernimiento y de compararse continuamente con otros de manera que siempre se sienten deficientes o superiores con respecto a los demás.
- Lograr poder centrarse tanto en ellos mismos como en los demás, en lugar de hacerlo exclusivamente en ellos mismos y en sus experiencias y sentimientos internos.
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5
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- Aprender a implicarse emocionalmente en el momento, en lugar de desentenderse automáticamente de sus respuestas emocionales.
- Estar dispuesto a compartir más de ellos mismos – incluidos sus pensamientos, sentimientos y experiencias personales – con otros.
- Aprender a convertirse en parte central en eventos, interacciones personales y organizaciones y empresas, en lugar de quedarse en la periferia.
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6
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- Aprender a diferenciar entre percepciones basadas en intuiciones claras y precisas, y proyecciones basadas exclusivamente en la imaginación, en lugar de suponer que todos los pensamientos que se le ocurren son verdad.
- Confiar en su propia autoridad personal en lugar de buscar sentido y certeza en alguien o algo externo.
- Tener fe en sí mismo y en los demás, en que serán capaces de resolver lo que sea, en lugar de dejarse dominar por el miedo o tener comportamientos arriesgados para demostrar que no tiene miedo.
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7
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- Aprender a focalizar mental, emocional y físicamente en lugar de utilizar la dispersión como manera de evitar el dolor, la incomodidad y sentirse limitado.
- Aceptar e integrar la realdad del dolor y la incomodidad junto con el placer, en lugar de buscar solo experiencias positivas, placenteras y muy estimulantes.
- Lograr una empatía genuina y uniforme por los demás, en lugar de dudar de las emociones de los demás como resultado de su limitado repertorio emocional.
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8
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- Ser más abiertos acerca de sus vulnerabilidades y su necesidad de apoyo, en lugar de actuar siempre de manera dura y fuerte, como si fueran invulnerables y no necesitasen a los demás.
- Permitir a los demás que ejerzan su autonomía y control, en lugar de siempre ponerse al frente y hacer que los demás dependan de su liderazgo y de su fuerza.
- Ser receptivo y estar abierto a lo que puedan aportar otros, en lugar de creer que lo que entienden ellos es la verdad y comenzar acciones inmediatas y unilaterales.
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9
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- Expresar sus opiniones, necesidades, pensamientos y preferencias reales, de manera clara y directa siempre, especialmente cuando esto se oponga a los deseos de los demás.
- Ser active, afirmado y actuar de manera clara, en lugar de estar desenergetizado, pasivo o aquiescente.
- Aprender a aceptar el conflicto cuando se vean implicados, en lugar de evitarlo por miedo de que pueda desaparecer la armonía y la conexión y aprender a gestionar el conflicto de manera constructiva.
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